Caracterización del cultivo de algodón en la provincia de Santa Fe y análisis de la campaña 2024 / 2025
La campaña 2024/25 consolidó a Santa Fe como líder en superficie sembrada. El clima extremo y plagas generaron fuerte heterogeneidad entre regiones, afectando rentabilidad.
La campaña 2024/2025 representó un hito para la provincia de Santa Fe, consolidándose como la principal región algodonera de Argentina. El área sembrada alcanzó 237.300 hectáreas, un incremento del 26% respecto a la campaña anterior, lo que equivale al 34% de la superficie nacional, cifra récord en la historia provincial. De este total, 10.300 hectáreas no llegaron a cosecha. La distribución territorial estuvo dominada por el departamento 9 de Julio, con 183.200 ha, seguido por Vera (40.700 ha) y General Obligado (12.200 ha).
Este crecimiento se enmarca en una evolución histórica: mientras en la década 2001–2010 Santa Fe apenas representaba entre el 3% y 10% de la superficie nacional, en el período 2011–2020 la participación promedió el 19%. En los últimos cinco años ascendió al 22%, llegando en la presente campaña al 34%.
En lo sanitario, se continuó trabajando con las Comisiones Zonales Sanitarias (CZS), creadas para el manejo colectivo del picudo del algodonero. Aunque en enero de 2025 el SENASA derogó la normativa que lo mantenía bajo estatus cuarentenario, al reconocerse su dispersión en más del 90% del área algodonera del país, APPA y las CZS siguieron desarrollando tareas de monitoreo y asistencia a productores. En Santa Fe funcionaron siete CZS, distribuidas en el norte provincial, que relevaron información productiva y acompañaron a los productores en el manejo del cultivo del algodón.
La campaña estuvo fuertemente condicionada por el clima. Se registraron temperaturas excepcionalmente altas en febrero, alcanzando récords históricos, y precipitaciones desiguales tanto en distribución temporal como espacial durante toda la campaña. Estas condiciones generaron escenarios contrastantes entre el este y el oeste provincial. En siembras tempranas, el estrés hídrico y térmico coincidió con el llenado de bochas, reduciendo rendimientos y calidad de fibra. En siembras intermedias y tardías, el estrés afectó floración y pimpollado, derivando en rebrotes, ciclos reproductivos prolongados y, finalmente, pérdidas adicionales por heladas en otoño. Además, el ataque del picudo, trips y pulgones agravó el panorama en varias zonas, especialmente en el noreste.
En el este provincial (domo oriental), la campaña se caracterizó por excesos hídricos en la siembra, déficit marcado en enero y febrero, y heladas tempranas en junio, lo que provocó rendimientos muy variables, con situaciones extremas de baja rentabilidad. En el oeste (domo occidental), aunque también se registraron déficits hídricos y estrés térmico, las condiciones fueron relativamente más favorables, con menores daños por picudo y un mejor control de malezas. Aquí, la expansión hacia los bajos submeridionales impulsó gran parte del aumento de superficie.
El rendimiento promedio provincial fue de 1.835 kg/ha de algodón en bruto, un 8,8% por encima del promedio histórico (1.685 kg/ha), aunque inferior al de la campaña previa. El oeste provincial promedió 1.890 kg/ha (±560 kg/ha), levemente superior al promedio histórico (1.740 kg/ha), con alta variabilidad por fechas de siembra y recarga hídrica; mientras que el este alcanzó apenas 1.050 kg/ha (±510 kg/ha), un 30% inferior al promedio histórico (1.485 kg/ha), con rendimientos inferiores al promedio en la porción noreste.
En términos de fibra, el rendimiento al desmote a nivel provincial fue del 27,8%, equivalente a 510 kg/ha, valor inferior al promedio de las últimas 16 campañas (539 kg/ha y 28,7%). La calidad de fibra se vio comprometida: el grado comercial se ubicó entre D y D ½ (Strict Low Middling Shy), retrocediendo desde C ½ al inicio de la cosecha, principalmente por estrés hídrico-térmico, retrasos en la cosecha y rebrotes. La longitud de fibra promedió 27,8 mm y la resistencia se mantuvo estable en torno a 28 g/tex.
El picudo mostró comportamientos distintos según región: en el noreste tuvo una incidencia significativa durante el segundo ciclo reproductivo, afectando bochas pequeñas y comprometiendo rendimiento y calidad; en el noroeste, en cambio, su impacto fue bajo. En paralelo, plagas como trips, pulgones, arañuela y mosca blanca generaron costos adicionales de manejo.
Para mayores detalles de la caracterización de la campaña 2024/25 en la provincia de Santa Fe, se puede descargar la revista institucional desde la web, a través del siguiente link: https://www.appasantafe.org.ar/edicion-2024-2025.
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